¿Puedo acaso encontrarme si no hay nada qué descubrir en mí?
El que se niega a perderse, tampoco conseguirá encontrarse jamás. Así que quiero perderme.

lunes, 9 de abril de 2012

WALSER ES UNA FIGURA TOTALMENTE EXTRATERRESTRE

Traductor: Juan José del Solar



ROBERT WALSER


Del Solar es el principal traductor de los libros de Walser al castellano. En la tarea, cuenta en esta entrevista, ha intentado reproducir algunos bienes frágiles: el extraño fraseo arrítmico de la prosa original y el cristalino tono de sencillez que la cruza.

Juan José del Solar (1946) nació en Lima. Luego de estudiar literatura en Heidelberg y en La Sorbonne, donde se licenció, se trasladó a Cataluña. Actualmente reside en Vilanova, un pueblo ubicado a media hora en tren de Barcelona. En los 22 años que lleva viviendo en España - fue amigo de los escritores chilenos José Donoso y Mauricio Wacquez- , su principal trabajo ha sido traducir obras del alemán, tarea por la que recibió, en 1995, el Premio Nacional de Traducción.

Desde hace algunos meses trabaja en la traducción de las obras completas de Elías Canetti, que prontamente publicará el Círculo de Lectores de España. En 1990, la editorial Edhasa puso en circulación un volumen recopilatorio de los aforismos de Lichtenberg - uno de los autores preferidos de Canetti- , del cual ofrece en voz alta un fragmento: "Es difícil que exista en el mundo una mercancía más extraña que los libros. Impresos por gente que no los entiende; vendidos por gente que no los entiende; encuadernados, criticados y leídos por gente que no los entiende, y, lo que es peor, escritos por gente que no los entiende".

Del Solar hasta ahora ha traducido cuatro libros del escritor suizo Robert Walser: las novelas "El ayudante", "Los hermanos Tanner" y "Jacob von Gunten", y el volumen de relatos "Vida de poeta". Todos ellos fueron publicados por Alfaguara, y en los últimos años reeditados por editorial Siruela.

- ¿Cómo fue que llegó a traducir a Robert Walser?
"Carlos Barral y Juan García Hortelano fueron los primeros en traducir a Walser al castellano. Tradujeron el libro 'Jacob von Gunten', el cual fue retirado del mercado al poco tiempo por un desacuerdo con la Fundación Carl Seelig, los herederos de Walser. Pasaron algunos años y la editorial Alfaguara me propuso un día traducir nuevamente 'Jacob von Gunten' y luego 'El ayudante' y 'Los Hermanos Tanner'. Los relatos vinieron después. Bueno, yo acepté y parece que mi traducción le gustó al personal de la Fundación Seelig".

- ¿Usted ya conocía a Walser?
"No, lo conocí ahí, justamente a raíz de la primera traducción. Walser es un autor del que uno queda impresionado desde el comienzo, sobre todo por esa prosa que tiene. Yo como traductor debo decir que su prosa es complejísima debido a sus ritmos, o más bien por la arritmia del fraseo, si me permite un término técnico de la medicina. Es un fraseo completamente arrítmico, y ésa es una de las grandes dificultades que entraña traducir su obra. Es muy curioso. La rebeldía de los personajes de Walser y de él mismo, de alguna manera ya están prefiguradas en su lenguaje, un lenguaje muy sencillo y llano, pero muy rebelde.

- ¿Y ese fraseo arrítmico era voluntario en Walser?
"Yo diría que sí. Leerlo en alemán es toda una aventura. Hay muchos estudiosos alemanes de Walser que se están refiriendo a esto. También está en Walser lo que Kafka llamó la metáfora abstracta, un juego metafórico muy extraño. Están las famosas palabras compuestas que el alemán permite hacer y que en castellano quedan algo forzadas. Walter Benjamin tiene un ensayo breve sobre Walser donde dice que detrás de todos los personajes está el trasfondo de la locura. Son personajes que hablan desde la locura y actúan desde la locura. Usted sabe, Walser estuvo internado en varios sanatorios mentales. Elías Canetti, por otra parte, subraya la animadversión de Walser contra todo lo que signifique grandeza, fama y poder. Es un horror similar al de Kafka. Canetti también llama la atención sobre el resaltamiento de lo pequeño que hacía Walser. Hay un frase, que me parece que está en la novela 'Jacob von Gunten', que dice: 'Sólo puedo respirar en las regiones inferiores'. Para Canetti ésa es una frase muy representativa de lo que es Robert Walser".

- ¿Cómo ve usted la ingenuidad en Walser, por ejemplo en ese texto que le dedica a un botón?
"Es una ingenuidad que también oculta una ironía. Sí, hay bastante ironía en Walser, y es muy delicada. El punto es que Walser está contra el poder. No lo ataca, sino que lo ignora. Uno de sus sueños era estar al servicio de un señor noble, con mucho dinero y vivir en una especie de castillo. Esta idea del servicio es un detalle importante en su obra".

- Pasar lo más desapercibido posible.
"Claro. Walser es un escritor que no quiere fama. Eso es algo que también comparte Canetti. En Walser hay una suerte de voluntad de despojamiento. Él buscaba la precariedad económica, un rasgo que también está en Canetti".

- En una conversación con Carl Seelig, Walser opina que cuando un artista no mantiene una relación de tensión con la sociedad, se paraliza rápidamente.

"Walser es un escritor a contrapelo de lo que se estila hoy en día. Canetti tiene una palabra estupenda en alemán para designar toda la faramalla que se hace en torno a ciertos escritores. La palabra alemana es pfauenhaftigkeit, que yo traduzco como 'pavorrealismo literario'. Se refiere al afán de notoriedad y presunción de muchos artistas y escritores, cuyas obras suelen ser objetos de grandes lanzamientos por parte de algunas casas editoriales. Es una cosa que molestaba bastante a Canetti: él se refería, concretamente, al Berlín que conoció en los años veinte. Walser, Kafka y Canetti eran la antípoda de todo esto. Ellos establecen una línea. Walser era el antipavo real, la modestia total".

- En ciertos relatos, uno puede observar que Walser no cuenta lo central de la historia, sino que se distrae en ocurrencias y descripciones.

"Una cosa que me llama la atención de Walser es el disfrute de los pequeños placeres personales. Hay una escena, me parece que en la novela 'El ayudante', donde un personaje se tira a un lago y se baña, y él describe toda la fruición que siente cuando el agua entra en contacto con el cuerpo. Hay una sensualidad también de las pequeñas cosas, disfrutar de las pequeñas libertades. Están esos discursos tan divertidos que levantan los empleados contra los jefes, pidiendo libertad, para no perder la vida sellando papeles en las oficinas o cosas así. Es el individuo que reclama su libertad para disfrutar de los pequeños placeres de la vida.

- En alguna página, Walser dice que él desconfía de los escritores que se exceden en la acción y que necesitan del mundo entero para sus personajes, ya que las cosas cotidianas son lo bastante ricas como para sacar de ellas chispazos de emoción.
"Eso es esencial en Walser. El poeta alemán Christian Morgestern citaba, a propósito de estas cosas, una frase de Cromwell, el político inglés, quien decía que 'nadie llega más lejos que el que no sabe a dónde va'. Walser es inclasificable. Él es uno de los grandes solitarios de la literatura. Es una forma particular del outsider, sobre todo si lo vemos contrastado con Suiza, un país de banqueros. Walser es una figura totalmente extraterrestre. En un país así, debió ser alguien rarísimo".

- En un cuento corto sobre Paganini, él dice que el violinista a veces tocaba como si tocase para nadie, y que eso era lo que lo hacía tocar tan bien.

"Podríamos aplicar la misma idea a Walser. Él es un escritor solitario que no busca lectores. Es la autonomía total del escritor frente al público y la posteridad. Al igual que sus personajes, era un solitario errante, un antihéroe. Y su soledad no es desesperada. En él había mucho amor por el entorno, por la naturaleza. Los pequeños placeres de los que hemos hablado lo salvaban de la desesperación y de la lobreguez".








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