¿Puedo acaso encontrarme si no hay nada qué descubrir en mí?
El que se niega a perderse, tampoco conseguirá encontrarse jamás. Así que quiero perderme.

lunes, 9 de julio de 2012

EL ENIGMA ROBERT WALSER





El Escorpión regala tres ejemplares de ‘Escrito a lápiz’ (Siruela).

El suizo Robert Walser (1878-1956) es un escritor excepcional en el sentido literal del término. O sea, es excepción, con todos los antagonismos que la idea lleva dentro. Vagabundeó a lo largo de su vida por oficios y domicilios de tercera hasta dar voluntariamente con sus huesos en las clínicas de Waldau y Herisau (que suenan a Lager que te mueres) cumplidos los cincuenta, sin un duro y con el corazón en plan cazador solitario y sin pieza. Aunque en las biografías se insiste en que se internó por decisión propia, Walser caminaba por el filo de la navaja como poco, y sus escritos tienen ese eco de los Hölderlin, Swedenborg oStrindberg.

Estos microgramas titulados ‘Escrito a lápiz’, que ahora publica Siruela, son un montón de hojas escritas originalmente en letra microscópica, en cuadriláteros perfectos, en perfecto alineamiento, y que el autor llevaba en una maleta de acá para allá en las vísperas y primeros años de su ingreso en el psiquiátrico. Para que no falte de nada, están escritos a lápiz para librarse del "tedio de la pluma", que lo sumía en un "decaimiento que, por así decir, se reflejaba en la escritura a mano, en la disolución de la misma". Cuando ingresó voluntariamenteen Waldau estaba encantado, como Hölderlin, de "poder soñar en mi modesto rincón".

Las novelas que le valieron el reconocimiento (después de muerto, como no podía ser de otra manera), ‘Jakob von Gunten’ y ‘Los hermanos Tanner’,escritas en las primeras décadas del siglo pasado y veinte años antes de su reclusión, tienen un fondo enigmático, una oscuridad que les nace del suelo que pisan. Son grandes novelas y a la vez textos sobre el límite: la transparencia había sido perdida en origen. Estos microgramas son más inquietantes, la voz ya está desmelenada, el acierto linda con la alucinación.

"A veces me comporto de manera algo frívola, como ayer, cuando me presenté en la imponente mansión de una gran dama. La casa merece el título de hotel. Pregunté por la señora y, cuando la tuve enfrente, le pedí un mendrugo de pan. Estaba hambriento".

"Pero ¿acaso es sensato expresarse con claridad? ¡Oh, cómo me tortura el sol en su cénit! Ella lleva ahora un sombrero de paja y camina algo inclinada, con paso indeciso. La gente insegura puede desconcertar a la gente segura. Es decir, la gente segura convierte en segura a la gente insegura. ¿Tiene de veras el arte la misión de hacer flaquear con las flaquezas? ¡San Sebastián!".

"Al suave viento del Este, colgado de la robusta rama de un roble, un gran duque que se había ahorcado agitaba los pies luchando por abandonar el reino de la absoluta certidumbre. Los idealistas descansaban tiesos en sus tumbas, implacable realidad. Qué cruel y afilada es mi pluma".

Instrucciones de uso. Si lee este libro de corrido y en plena Navidad, no le garantizo la armonía. Mejor, utilice el sistema de buceo sin bombona, inmersión y luego aire. Así disfrutará de las dos cosas: del pozo y de la superficie. En todo caso, una experiencia.





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